Investigadoras del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) – que es Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud —y del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM)—, han analizado la distribución de las emociones positivas y negativas en nueve países con diferentes niveles de ingresos.
Concretamente, las investigadoras, valiéndose del instrumento Método de Reconstrucción del Día, evaluaron en qué medida más de 50.000 adultos de España, México, India, China, Rusia, Ghana, Sudáfrica, Finlandia y Polonia se sienten preocupadas, irritadas o enfadas; apresuradas, deprimidas, tensas o estresadas; o bien, calmadas o relajadas y disfrutando.
Los resultados, publicados en The International Journal of Psychology, muestran que en Finlandia, China y los países africanos las personas reportaban menos emociones negativas, mientras que las emociones positivas resultan más homogéneas en todos los países, destacando los países africanos por valores más altos.
De acuerdo con las autoras, las variaciones en que las emociones son experimentadas podrían deberse a que las emociones se expresan de forma distinta en diferentes culturas.
“La cultura, en relación con el contexto socioeconómico, puede influir en la manera en que las personas perciben y expresan sus emociones”, explica Chiara Castelletti, autora principal del estudio.
El trabajo, realizado en el marco de los proyectos SAGE y COURAGE, también evidencia que la soledad es el factor social con más relevancia e impacto en las emociones, pues se asoció con menores niveles de las emociones positivas y mayores de las emociones negativas.
“Por otro lado, la participación social se relacionó con emociones positivas; mientras que los participantes con una menor confianza en la sociedad mostraron mayores niveles de sentimientos de prisa, estrés y depresión, así como un menor estado de calma”, detallan las investigadoras.
“Las personas que vivían solas —agregan—reportaron mayores sentimientos de depresión. Por último, los participantes casados o conviviendo con la pareja mostraron mayores puntuaciones en emociones de preocupación, prisa, irritabilidad y depresión, así como menores puntuaciones en alegría, en comparación con los participantes que nunca estuvieron casados o que nunca convivieron”.
En suma, los resultados del estudio sugieren que la promoción de la participación, el compromiso y el intercambio social son claves importantes para el bienestar. “Además, es necesario crear un diálogo internacional sobre la soledad, para ampliar la conciencia sobre este problema, saber identificarlo y reducir su impacto en la salud mental y el bienestar de las personas”, concluyen las autoras.
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Referencia bibliográfica:
Castelletti, C., Lara E., Tobiasz-Adamczyk, B., Koskinen, S., Olaya B, Maria Haro J, Leonardi M, Kowal P, Chatterji S, Ayuso-Mateos, J.L., Miret, M. 2023. Connecting and feeling: Associations between social factors and emotions in nine countries. The International Journal of Psychology. doi: 10.1002/ijop.12892