El feocromocitoma es un tumor raro, con una incidencia de tres a ocho casos por millón de habitantes. El trabajo que se publica hoy, Día Mundial de las Enfermedades Raras, es el mayor estudio sobre sus causas moleculares y se centra en aquellos enfermos con feocromocitomas metastásicos, que representan un 20% de todos los casos. La supervivencia de los pacientes con feocromocitoma metastásico es del 20 al 60% a los cinco años.
Mercedes Robledo, jefa del Grupo de Cáncer Endocrino Hereditario del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) que forma parte del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER) y una de las dos investigadoras que han liderado el trabajo, lleva desde 1996 dedicada al estudio de estos tumores: “Una de las dificultades de trabajar con enfermedades raras es la de reclutar series grandes de pacientes que permitan alcanzar conclusiones robustas. Y este estudio destaca porque el número de muestras con las que hemos trabajado era excepcional”.
Para entender la magnitud del estudio, la co-autora Bruna Calsina explica: “El número de pacientes con enfermedad metastásica que reúne nuestro estudio es el correspondiente a una población de cien millones de personas”. Esto ha sido posible gracias a la colaboración entre 16 centros de referencia para el estudio de la enfermedad de seis países del mundo, con los que el Grupo del CNIO viene colaborando durante la última década.
Una muestra tan grande era necesaria para lograr lo que ellas, y sus compañeros de investigación, han conseguido con su trabajo: identificar en el momento del diagnóstico del tumor primario, marcadores asociados a un mayor riesgo de metástasis. Estos marcadores podrán añadirse a otros criterios clínicos e histológicos para un manejo clínico personalizado.
Según explican Robledo y Calsina, la mayoría de pacientes con este tipo de tumor que desarrollan metástasis lo hacen uno o dos años después del diagnóstico de la enfermedad, pero hay casos en los que la metástasis se desarrolla tras diez o veinte años del diagnóstico inicial. Los nuevos marcadores moleculares ayudarán a los clínicos responsables a hacer un seguimiento más estrecho a aquellos pacientes con riesgo alto de metástasis.
Otro problema de esta enfermedad rara es que las terapias no siempre funcionan, y se desconoce la razón. “Esta es una enfermedad hereditaria en el 40%-50% de los casos -explica Mercedes Robledo-, y muy compleja desde el punto de vista genético. Se han identificado hasta veintidós genes relacionados con la enfermedad, de los que cinco se han descubierto en nuestro laboratorio”.
Cuantos más genes hay implicados en una enfermedad, más difícil es su estudio y más complejo es encontrar terapias efectivas. Hasta la fecha se han probado varios tipos de tratamientos, desde la quimioterapia a terapias dirigidas, pero como explica Bruna Calsina, “no se sabe a priori qué pacientes podrían responder a una terapia u otra”.
Por eso, otra parte de la investigación consistió en buscar marcadores que permitieran personalizar el tratamiento. La investigación liderada por Robledo y Calsina ha identificado un grupo de pacientes con feocromocitoma que podrían beneficiarse de los tratamientos con inmunoterapia.
Este trabajo no hubiera sido posible sin la estrecha colaboración entre el Grupo de Cáncer Endocrino Hereditario del CNIO y la Unidad de Bioinformática del CNIO, junto con otros investigadores también de este centro y colaboradores internacionales. “El estudio será un referente en el campo de la genómica del feocromocitoma metastásico”, concluye Mercedes Robledo.
Referencia del artículo:
Genomic and immune landscape Of metastatic pheochromocytoma and paraganglioma
DOI:10.1038/s41467-023-36769-6